El pasado domingo me entristeció el editorial de El Nuevo Día: Sin Empatía Con El Paciente Mental. En el mismo se comparten los resultados de una investigación hecha por el CDC sobre las percepciones sobre el paciente de salud mental.
El estudio encontró que sólo el 25% de la población en PR cree que con tratamiento adecuado las personas con problemas de salud mental pueden vivir una vida normal. Además informa que PR obtuvo el porcentaje más bajo sobre la empatía de los entrevistados con personas con problemas de salud mental.
Este editorial y estudio debe alarmarnos. En una sociedad donde hay por lo menos 600mil personas con problemas de salud mental y sólo entre un 30 a 35% de esa población recibe tratamiento adecuado sobre su condición es muy preocupante.
Soy un paciente de salud mental. He sido diagnosticado con depresión severa crónica y déficit de atención. He intentado suicidarme. He hecho cosas de las que no estoy orgulloso. Muchos de mis días son miserables sin querer levantarme. Muchas de las noches son una pesadilla por que deseo morir en mi sueño. Pero gracias a los medicamentos, a la terapia y al apoyo de mi familia puedo vivir una vida normal. No estoy avergonzado de mi condición porque esta no tiene nada que ver con demonios, ni pecado, ni debilidad moral o espiritual. Es una condición física y emocional que identificada a tiempo y tratada correctamente permite una vida plena y exitosa.
No quiero que me cojan pena. Tampoco quiero que se me rechace. Ni que se me trate como un ser raro o loco. Lo que deseo es que se me respete y se me acepte tal como soy.
Lo más importante es que debemos reconocer y aceptar que cualquiera de nosotros o nosotras puede tener una condición de salud mental. Ante la crisis social y política por la que atraviesa PR es importante que estemos consientes de esta realidad. Debemos luchar por los derechos de estas personas. De igual debemos luchar para que toda persona pueda recibir el tratamiento y el acceso a los medicamentos necesarios para el manejo adecuado de la condición.
La iglesia debe estar a la cabeza en la lucha por estos derechos y por estos servicios. Sobre todo la iglesia tiene la responsabilidad de des-mistificar y des-espiritualizar estas condiciones. Es tiempo que en la iglesia hablemos públicamente sobre las enfermedades de salud mental sin estereotipos, sin exclusiones y con la verdad por profesionales de la salud mental.
Jesús nunca rechazó a nadie y menos a los que se acercaban con sus enfermedades y condiciones. Simplemente les recibió, les aceptó y les amó. Eso es todo lo que necesitamos, nada más.
Tuesday, July 27, 2010
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1 comment:
Dado el escaso tiempo que tengo haia reservado este articulo para leerlo en algun momento, y me alegro de haberlo hecho. Gracias mil por tu señalamiento certero y valiente. Que Dios te bendiga, Margarita
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