Tuesday, July 27, 2010

SOLIDARIDAD Y SALUD MENTAL

El pasado domingo me entristeció el editorial de El Nuevo Día: Sin Empatía Con El Paciente Mental. En el mismo se comparten los resultados de una investigación hecha por el CDC sobre las percepciones sobre el paciente de salud mental.

El estudio encontró que sólo el 25% de la población en PR cree que con tratamiento adecuado las personas con problemas de salud mental pueden vivir una vida normal. Además informa que PR obtuvo el porcentaje más bajo sobre la empatía de los entrevistados con personas con problemas de salud mental.

Este editorial y estudio debe alarmarnos. En una sociedad donde hay por lo menos 600mil personas con problemas de salud mental y sólo entre un 30 a 35% de esa población recibe tratamiento adecuado sobre su condición es muy preocupante.

Soy un paciente de salud mental. He sido diagnosticado con depresión severa crónica y déficit de atención. He intentado suicidarme. He hecho cosas de las que no estoy orgulloso. Muchos de mis días son miserables sin querer levantarme. Muchas de las noches son una pesadilla por que deseo morir en mi sueño. Pero gracias a los medicamentos, a la terapia y al apoyo de mi familia puedo vivir una vida normal. No estoy avergonzado de mi condición porque esta no tiene nada que ver con demonios, ni pecado, ni debilidad moral o espiritual. Es una condición física y emocional que identificada a tiempo y tratada correctamente permite una vida plena y exitosa.
No quiero que me cojan pena. Tampoco quiero que se me rechace. Ni que se me trate como un ser raro o loco. Lo que deseo es que se me respete y se me acepte tal como soy.

Lo más importante es que debemos reconocer y aceptar que cualquiera de nosotros o nosotras puede tener una condición de salud mental. Ante la crisis social y política por la que atraviesa PR es importante que estemos consientes de esta realidad. Debemos luchar por los derechos de estas personas. De igual debemos luchar para que toda persona pueda recibir el tratamiento y el acceso a los medicamentos necesarios para el manejo adecuado de la condición.

La iglesia debe estar a la cabeza en la lucha por estos derechos y por estos servicios. Sobre todo la iglesia tiene la responsabilidad de des-mistificar y des-espiritualizar estas condiciones. Es tiempo que en la iglesia hablemos públicamente sobre las enfermedades de salud mental sin estereotipos, sin exclusiones y con la verdad por profesionales de la salud mental.

Jesús nunca rechazó a nadie y menos a los que se acercaban con sus enfermedades y condiciones. Simplemente les recibió, les aceptó y les amó. Eso es todo lo que necesitamos, nada más.

Thursday, November 15, 2007

HAY SILENCIOS QUE MATAN

Hay silencios que matan. Sobre todo el silencio cómplice producto de la vergüenza o la ignorancia.

En los pasados meses en Puerto Rico se ha dado un incremento en la violencia contra personas homosexuales. Por lo menos dos muertes se creen que están ligadas al odio contra personas gays.

No es pura casualidad que esta violencia se da al mismo tiempo que la iglesia evangélica ha hecho claro su claro rechazo a este estilo de vida y han proclamado y cabildeado su oposición a cualquier medida que reconozca los derechos civiles y humanos de este sector de nuestra sociedad. Es importante que se reflexione y evalúe con honestidad y seriedad el papel que ha jugado la militancia política de la iglesia en contra de los derechos de los homosexuales sobre esta conducta de violencia.

Es imprescindible y urgente que la iglesia evangélica rechace, públicamente, categóricamente y sin ambiguedad todo tipo de violencia tanto física como emocional y el rechazo que estos reciben por parte de nuestras comunidades. Más que defender una posición particular del matrimonio y la familia es deber de la iglesia salir en defensa y protección de la vida humana.

Espero que el silencio de la iglesia evangélica no sea por temor o complicidad sino por la reflexión profunda ante esta situación. Pero el tiempo de reflexión terminó. No hay tiempo para reflexionar cuando la vida humana esta en riesgo. La iglesia evangélica debe proclamar un no rotundo ante este hechos de violencia injustificada e inhumana.

Sunday, November 11, 2007

¿Dónde está la Iglesia?

Nuevamente podemos experimentar la ausencia de la iglesia evangélica en discusiones fundamentales en la vida de nuestro pueblo.

En los pasados meses hemos visto un desfile de organizaciones cristianas debido a la discusión del borrador de un posible nuevo código civil, que según ellas defienden el matrimonio, la familia y la niñez de nuestro país. Tristemente estas organizaciones guardan un silencio de muerte ante un presupuesto gubernamental que ataca esas familias, a la niñez, los impedidos, los retirados y la clase trabajadora.

El presupuesto del gobierno del Estados Libre Asociado reduce de manera evidente las agencias y departamentos que velan y cuidan los sectores más vulnerables de nuestra sociedad.

La defensa de la familia no puede darse en una discusión abstracta sobre diferentes entendimientos de la familia y el matrimonio que existen en medio de nuestra sociedad. Esta defensa debe darse y concentrarse en la cotidianidad de la vida de la familia, el matrimonio y la niñez. Una forma concreta y precisa de defensa es defender aquellas agencias y departamentos que velan por el mejor interés proveyendo asistencia y ayuda a los sectores más vulnerables.

Este presupuesto demuestra no sólo la poca prioridad del siempre gobierno compartido del Estado Libre Asociado – una legislatura nuevo progresista y un ejecutivo popular – en la protección y apoyo a este sector de nuestra sociedad. El silencio y la indiferencia de la iglesia sobre esta situación, que agrava la actual crisis social, es evidencia del desenfoque de la iglesia en su misión de proteger a los más débiles y necesitados de nuestro país. Olvidando, la iglesia, el fundamento teológico del Evangelio de la opción preferencial del Dios por los pobres.